jueves, 22 de julio de 2010

Asbesto: enemigo de tu vida

LA ENFERMEDAD DEL ASBESTO, PRECIO DEL PROGRESO
Desde 2002, los asbestos están prohibidos en 52 países: entre ellos en la Unión Europea, Chile, Argentina, Japón y Nueva Zelanda. (NOTA: SE SIGUE UTILIZANDO EN CHILE POR GRANDES EMPRESAS MINERAS)
El asbesto, también conocido como amianto, corre a sus anchas por los pulmones de los países en vías de desarrollo como la India, China, Brasil y México. Los expertos de la salud pública advierten que más de un millón de personas podrían morir de aquí a 2030 por causa de este mineral que se utiliza en la industria de la construcción.

En los países industrializados el asbesto es la principal causa de las enfermedades profesionales y, después del tabaco, el primer cancerígeno ambiental más mortífero de los conocidos hoy en día. Por esto, a esta tragedia se le ha llamado “el genocidio del amianto”. Hay distintos tipos de asbestos, pero el que más se ha utilizado (y se sigue utilizando) es el amianto blanco que de todas las modalidades es el menos virulento, pero que, al igual que los demás, es cancerígeno.

Las fibras naturales de asbesto que se encuentran en las minas, baratas y resistentes al calor y al fuego, se mezclan con el cemento para la construcción de azulejos, pavimento y casas. Las fibras no se desintegran en el cuerpo; se alojan en los pulmones, el pericardio y en otros órganos. Es un veneno de acción lenta que provoca la muerte a cien mil personas anualmente por cáncer de pulmón y otras enfermedades pulmonares.

Entre los principales suministradores de amianto están Canadá, que exporta —pero prohíbe su uso interno— a la India, Kirguistán, México, Pakistán, Filipinas, Ucrania y Vietnam. En México, más de 2 mil empresas utilizan amianto en diversos productos tales como frenos, calentadores, techos, tuberías y cables. Más de 8 mil trabajadores tienen contacto directo con la sustancia.

Brasil es el tercer mayor productor y exportador de asbesto que vende a países como Colombia y México. El país también es el quinto consumidor del producto. Rusia y China también son líderes en la producción y consumo de materiales con amianto.

A principios de julio, en su último encuentro, los ministros de salud del MERCOSUR adoptaron una declaración donde se comprometen a realizar reglas más rígidas para el uso del material en la región, “avanzar en la prohibición de importar, extraer, producir y comercializar asbesto y productos que lo contengan en todos los países del MERCOSUR y Estados Asociados que aún no la hubieran establecido”.
FUENTE RT | Medicina y Salud | 22 de julio 2010 |

domingo, 4 de julio de 2010

Familia Sana

Para definir salud familiar como una característica de la familia, presupone desarrollar habilidades sociales de empatía, escucha activa y tolerancia, por una parte y, por otra, nacer de un análisis acerca de las conceptualizaciones de cada uno de sus aspectos componentes.
Así salud, según lo expresado por la conferencia Alma Ata de promoción y prevención, realizada en 1978 “es el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”, concepto utilizado por la OMS, por el que nos regimos hasta hoy en día, y que es base del modelo que actualmente queremos desarrollar e implementar en el convivir de nuestro quehacer.
Por otro lado, y siguiendo con el sentido de esta construcción conceptual, la familia se determina desde el punto de vista con que se mire, así cada persona, cada usuario y/o cada funcionario puede y, de hecho, realiza una definición de familia desde su particular manera de percibir el mundo, desde sus experiencias, valores y creencias. Sólo con el afán de concretizar un poco más, utilizaremos la definición que desde nuestro grupo surge como construcción consensuada. Podríamos observar a la familia como un “Grupo de personas con sentido de pertenencia y un proyecto en común, que comparte y entrega valores, a través de un proceso de socialización que influye en el desarrollo de sus miembros por medio de sus estrategias de apoyo, comunicación y resolución de conflictos, permitiendo con ello su conservación y trascendencia”.

La concepción de salud está relacionado entonces, con el bienestar biopsicosocial espiritual de cada uno de los individuos, pero además con las interrelaciones adaptativas con que cada uno de estos desarrolla con los propios integrantes y con otros miembros de la sociedad. Por otra parte, la familia como grupo dispone de objetivos globales, de visiones de vida similares, que también deben estar satisfechas o en camino de satisfacerlos. Por último, el grupo familiar, debe contribuir al sistema social donde se encuentre inserto, como individuos separados y/o como colectivo.

Para alcanzar un estado adecuado de bienestar físico, mental y social, tal como fue definido en la Conferencia Alma Ata, “un individuo o grupo debe ser capaz de identificar y realizar sus aspiraciones, de satisfacer sus necesidades y de cambiar o adaptarse al medio ambiente”. La salud se trata de un concepto positivo que acentúa los recursos sociales, personales, físicas y espirituales en pos de una mejor adaptación a los cambios constantes que acontecen en el medio.

En resumen se podría definir la salud familiar como un estado de la familia que se caracteriza por una particular manera de funcionar que resulta ser satisfactoria para todos los individuos que la integran, gratificante y concordante con los objetivos que como grupo se han planteado y además productiva para la sociedad que los acoge.

No podemos olvidar, que la salud es el mejor recurso para el progreso personal, económico y social. Los factores políticos, económicos, sociales, culturales, de medio ambiente, de conducta y biológicos, que contextualizan la determinada situación de una familia intervienen en favor o en detrimento de la salud. El objetivo de la acción por la salud es hacer que esas condiciones sean favorables para poder promocionar la salud. En este sentido, la salud familiar está muy influida por las estrategias y programas de promoción de la salud. Estas deberían adaptarse a las necesidades locales y a las posibilidades específicas de cada país, región y familia, teniendo en cuenta los diversos sistemas sociales, culturales y económicos. Para lo anterior, cada sistema de salud en particular, debe adoptar formas de acción diferentes según sus condiciones.

Por último, las definiciones que estamos compartiendo suponen diferentes miradas, puntos de vista. Diferentes personas, profesionales hijos, madres y hermanos, definimos salud familiar. Estamos creando un nuevo lenguaje, un lenguaje intermedio, integrado por otros distintos…en definitiva, distintos saberes.

A pesar de la gran riqueza teórica que estamos construyendo y asimilando, nuestra intervención debe ser lo menos teórica posible, idealmente basándonos en las creencias, valores, lenguajes y formas de significación ya existentes dentro de la familia. Para ello debemos convertirnos en traductores, explicando y transformando las teorías existentes a conductas reales y concretas que ayuden a cada familia en particular a encontrar su propio bienestar, basado en sus propias conceptualizaciones y sentido de vida y felicidad.

jueves, 1 de julio de 2010

Salud o ¿Enfermedad? Familiar y participación de las personas

Con relación a al gestión de salud, ha sido una tónica de los gobiernos de la Concertación el potenciar los niveles más especializados de la salud, como si ese tipo de acciones fueran a solucionar los problemas de salud de los chilenos. Más aún cuando el propio presidente Piñera anuncia una máxima inversión para disminuir las listas de espera en especialidades, pero nombrando como director de redes asistenciales a un funcionario que siempre ha trabajado en el nivel privado y de especialidades.
Sin detenerme en el tema de si estaremos avanzando hacia la privatización, que me parece muy relevante, pero para otra oportunidad, la pregunta de fondo es ¿atacamos la enfermedad? o ¿mejoramos la salud???
Si resolvemos lo primero, debemos reforzar el sistema secundario y terciario de intervención, si optamos por la segunda alternativa, deberíamos considerar una mayor inversión en el nivel primario de atención.
pero independiente de la inversión, sino se consigue una real participación de las personas, las políticas pudieran hacerse eficientes, equitativas, pero no llegaría ser exitosas del todo, ya que no obtendrían los resultados, ya que son las personas y no las instituciones las que debe implementar las acciones de salud. Asimismo la vía de llegada a las personas pasa fundamentalmente por la “prellegada” en las comunidades, a través de sus organizaciones. No hay que dejar de ver que participamos de una sociedad en extremo asistencialista, donde no estamos acostumbrados a empoderar a las personas, por lo que el esfuerzo debe ser mayor para lograr los objetivos que no sólo desde el área de la salud nos estamos planteando, sino que aún más, como se establece en las definiciones la salud, como se conceptualiza hoy en día depende de una serie de condiciones básicas , que se deben cumplir, prerequisitos a su vez son bases y dependen de la articulación de un gran número de áreas (educación, economía, organizaciones sociales, información, etc.).
La responsabilidad de no asumir un real empoderamiento en las condiciones de salud es, podríamos decir, compartida entre oportunidades y asumir derechos en salud, lo que tiene directa relación con las condiciones estructurales de nuestras organizaciones.
Aspecto fundamental de la reforma ha sido la implementación del modelo de salud familiar, modelo sustentado en una mirada biopsicosocial, donde se interviene al ser humano en su contexto, agregando al análisis a la familia como creadora, mantenedora y/o interviniente en los procesos de salud de las personas. La implementación de este modelo ha sido dificultoso por dos motivos. Por un lado integrar el aspecto psicosocial en las intervenciones de salud, hasta ahora biomédicas, ha enfrentado problemas por resistencia al cambio, tanto de los equipos de salud como en la población, pudiendo verse una mayor profundidad de instauración, en el nivel primario de atención. Y, por otra parte, dificultades en la transformación de la estructura organizacional, que involucraría niveles organizacionales más horizontales y no tan verticales, dándose un abordaje por el equipo, descentralizándose la toma de decisiones, fomentándose el trabajo transdisciplinario y la participación social.
Un equipo de salud debe afrontar y ser capaz de resolver positivamente los conflictos que se dan en su interior producto de las relaciones de sus miembros y de la complejidad de las tareas que asume, por lo tanto debe desarrollar estilos de comunicación que fortalezcan el trabajo y aseguren la consecución de las metas comunes.
Esta encrucijada ha sido poco abordada, lo que impide establecer modelos de gestión e implementación que sean exitosos y eficientes. Es más la discusión parece estar basada en cuánto más le pagaremos a los médicos especialistas para que se queden en el sistema público, es decir abordando la enfermedad, y disminuyendo recursos para la promoción de los estilos de vida saludables y el empoderamiento de la población.
Más del "pan para hoy y hambre para mañana"