sábado, 15 de enero de 2011

DECISIONES

Estaba pensando en el poder que tienen las decisiones, y no sólo en esos momentos grandes o importantes en nuestras vidas, como qué carrera estudiar, dónde vivir, qué nombre le ponemos a nuestro hijo, etc., sino que en otros momentos que son desapercibidos, donde  las decisiones que tomemos supuestamente no tendrán muchas consecuencias, cómo por dónde caminamos hacia nuestra casa, trabajo el sábado o duermo, llamo o no?
Escribiendo, googlé “decidir“ y llegué a esta simple y a la vez muy útil explicación de los paradigmas: http://etimologias.dechile.net/?paradigma, que se relaciona poderosamente con las decisiones, y que de cierta forma influye en cómo desarrollo el tema.
La verdad es que al igual que el comunicar, el decidir siempre ocurre, no existe el no decidir: decidimos hacernos los tontos, dejar que el tiempo pase, que otros los solucionen, que otros lo hagan,  decidimos “ser indecisos” y decidimos dudar.
Decidir será difícil porque su significado es separar, cortar, zanjar. No queremos tomar un solo camino, no queremos perder, por eso cuesta decidir…
Decidí escribir esto, o más  bien empezar a escribir porque tengo que terminar mi proyecto de Tesis, la verdad es que está ahí hace más de un mes guardado sin mayor trabajo, decidí  -inconscientemente- dejarlo pendiente, ocuparme de otras cosas, pero siempre me quejo de esta decisión, porque supuestamente YO no la tomé, como si no tuviera posibilidad de cambiarla, ahí está como una “piedra en el zapato” sin un control de mi parte.
Las cosas pendientes, como el dicho “no hay peor trámite que el que no se  hace”, se quedan ahí como una “espina clavada”, semillas que con el paso del tiempo van germinado, creciendo, donde sus hojas y frutos son potencialmente venenosos y no tenemos el poder de podarlo o detener su crecimiento… Sólo por no decidir, oh wait! en realidad porque hemos decidido dejarlo pendiente, YO HE DECIDIDO DEJARLO PENDIENTE.
Nuestra decisión obviamente depende de nuestra herencia y crianza, pero desde la adolescencia es un proceso que podemos ir perfeccionando. El perder el miedo, tiene relación con poseer el poder de decidir, de hacerme responsable de lo que está sucediendo, nadie lo está haciendo por ti, eres tú mismo el que está decidiendo lo que pasa AHORA.
Decidir es simple: son dos opciones, elegir es más complejo, pues son más de dos opciones, decidir tiene relación con el segundo, con el PRESENTE, con AHORA, con la vida misma.  Pero también es complejo, porque es invisible, casi inconsciente, cuando lo hacemos consciente recuperamos el control, perdemos el miedo, y la realidad se abre, cuando decido –y hago conciencia- que la decisión es mía, mis decisiones serán libres: sin miedo.
Decidí dejarlo pendiente, por lo que también he decidido terminar esto pendiente, recuperar el control tiene sentido cuando haces algo con ese control.
¿Qué decides?
            

miércoles, 5 de enero de 2011

La importancia de sentirse acompañado y los tratamientos médicos

Una de las características habitualmente asociada a la salud es el apoyo social, cuyos efectos sobre el bienestar y la salud se han conceptualizado y comprobado empíricamente. Este concepto nace en la década de los años setenta y se define como un proceso interactivo en el que el sujeto obtiene –y sabe que puede obtener- ayuda emocional, instrumental o económica de la red social a la que pertenece (Menéndez, Montes, Gamarra, Núñez, Alonso & Bujan, 2003). Barra (2004) plantea que es el sentimiento de ser apreciado y valorado por otros y de pertenecer a un red social.Se trata de un constructo complejo que incluye por lo menos tres niveles de análisis (comunitario, redes sociales e íntimos) que cumplen una serie de funciones emocionales, materiales, informacionales, Barron & Chacon (1992). acá se incluyen los amigos cercanos.

El apoyo social es un factor que tiene un efecto protector sobre múltiples parámetros relacionados con la salud como: morbilidad psiquiátrica, afecciones obstétricas y recuperación de enfermedades o trastornos crónicos como Hipertensión o Diabetes (Ponce, López, Velásquez, Márquez, Bellido & Cruz, 2007; Vinaccia, Quiceno, Fernández, Gaviria, Chavarría & Orozco, 2006). Las investigaciones muestran evidencias en adultos respecto a la influencia del apoyo social en la salud y específicamente en personas con enfermedades crónicas (Menéndez et al., 2003).

Con relación a las enfermedades cardiovasculares, se determinó la influencia del apoyo social como factor pronóstico en pacientes con cardiopatía isquémica (Achury, 2007). Existe consenso, entre los distintos autores, respecto a que en pacientes con infarto de miocardio el apoyo social es un muy buen predictor de su recuperación. Ocurre lo mismo en pacientes con insuficiencia cardíaca y con angina de pecho, pero los datos no son tan consistentes como en los pacientes que han sufrido un infarto (Menéndez et al., 2003).

Por otro lado, se evidencia el efecto del apoyo social sobre la positiva evolución clínica y pronóstico de la diabetes, en una investigación realizada por Ponce et al. (2007). Con relación a la adherencia al tratamiento de la diabetes el apoyo social ha sido considerado como un medio efectivo para facilitar el cumplimiento del tratamiento, y además se considera capaz de amortiguar los efectos del estrés que supone la diabetes y su tratamiento (Di Matteo, 2004). Este último en un metaanálisis realizado el año 2004, revisa investigaciones desde 1948 al 2001, donde se aprecian las relaciones entre el apoyo social y la adherencia a tratamiento, se investiga el historial de diferentes patologías, regímenes de tratamiento, estrategias de medición y rangos etáreos. A pesar de la gran cantidad de variables y de su amplitud, se encuentra una gran consistencia en la relación positiva entre apoyo social y adherencia a los diferentes tratamientos.

En este sentido, la mayoría de las investigaciones han encontrado una relación significativa, y en algunos casos influencia positiva de la variable apoyo social, en la adhesión a diferentes tratamientos ya sea, farmacológica, dieta, o ejercicios físicos, sobretodo en enfermedades crónicas como la diabetes (Di Matteo, 2004), y por ende en la recuperación de afecciones tango agudas como crónicas.
Lo anterior reafirma nuestra "humana" condición social y la gran necesidad que tenemos de los "otros".