jueves, 1 de diciembre de 2011

La educación, la democracia y las comunicaciones



“Queremos ser democracia, y la igualdad de oportunidad educacional, características de aquel régimen, no existe o no puede hablarse de ella sino con referencia a una porción muy limitada de los habitantes.  La mitad de nuestra población adulta carece del instrumento esencial para incorporarse a la vida cívica y del resto, un crecido número se haya incapacitado para emplearlo de forma inteligente. Y una democracia ignorante es... una democracia falsificada. Sin una base de conocimientos generales, comunes a todos los ciudadanos, el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, es una ilusión, una frase y hasta una mentira. Pretendemos ser democracia y dejamos que la desigualdad de cultura perpetúe las diferencias de clase, mantenga la condición de siervos o de parias a una fracción nada pequeña de la sociedad y condene a una parte de ésta, aún más considerable, a no vivir si no es con sujeción a normas de vida inferiores y no apreciar el placer si no es en sus aspectos defectuosos y groseros... Queremos enriquecernos como nación y parecemos no comprender que nuestro porvenir económico se liga al dominio que el trabajador adquiera de las artes elementales, base de toda preparación técnica adecuada”

Lo anterior puede ser un análisis que retrataría la actual situación cultural y educacional de Chile. Sin embargo, tiene casi UN SIGLO.
Lo escribió Darío Salas en su libro "El Problema Nacional", en 1917, cuando se discutía en el Congreso el proyecto de Ley de Instrucción Primaria Obligatoria.
Por oposición de los conservadores y el clero, la tramitación de ese proyecto demoró 10 años  y recién fue aprobada en 1920.
La lucha por la educación de hoy, también demorará años, y es una lucha por la sociedad entera, por la democracia, y como vemos también se oponen los sectores conservadores.
En nuestro mundo podemos sostener que la democracia no existe y nunca ha existido porque esta al igual que el bien absoluto es un ideal, una quimera o utopía  que se encuentra en construcción y que lógicamente es perfectible. 
Pero, existe un aspecto que ha venido a modificar y establecer una nueva forma de participación, junto a los valores, que determinan, a los principios que regulan están hoy las comunicaciones y la información, que en forma rápida está siendo, sino es, el factor de cambio en la manera como entendemos la participación y la democracia. Si alguna vez, la imprenta cambio el oscurantismo medieval escolástico para revolucionar con el Renacimiento; hoy internet se convierte en la herramienta de cambio y revolución que viene a modificar y mejorar el estado de la Democracia. 
Internet y sus casi 40 años de Historia, 20 años de la web, 10 años de Wikipedia, sólo durante los últimos 5 años ha marcado indiscutiblemente al Hombre y a la Sociedad, convirtiendo a las personas en su conjunto, por primera vez en la Historia Humana, en un actor no sólo relevante sino principal.
En las últimas décadas ha surgido el correo electrónico, los sistemas de red como  facebook, twitter, skype. En la actualidad los mensajes por celular y redes sociales, permiten una comunicación instantánea en cualquier parte del mundo, claro ejemplo es la convocatoria que se realiza a través de estos medios para la participación de actos masivos en manifestaciones sociales de aprobación o rechazo a acciones políticas, económicas o culturales.
Los medios de comunicación han sido fundamentales para la transmisión del pensamiento y para difundir la información. Han sido testigos y difusores de las mayores transformaciones  en la historia de la humanidad. De igual modo la agenda de los medios es la que marca la pauta de los temas que se hablan y como son abordados estos temas por los ciudadanos, los políticos y la sociedad. 


El Hombre de hoy, debería ser un Hombre más informado y cuya opinión puede ser comunicada en forma instantánea y conocida rápidamente por miles de personas, situación que en el pasado era impensable. El Hombre de hoy puede tener un peso muy importante si maneja adecuadamente las herramientas de comunicación y por lo tanto impactar en la sociedad positivamente como negativamente.

Pero, el desarrollo de las comunicaciones ha permitido que mucha gente se manifieste a través de Internet y las redes sociales permitiendo que surjan movimientos democráticos en el norte de África, en España, con los Indignados y en Chile con lo que estamos viviendo en estos instantes…. Hidroaysen, la Educación, etc.

Lo anterior Implica involucrarse con la realidad  y, por tanto, un compromiso con la acción. Incidir con la realidad mediante la iniciativa es una responsabilidad personal de trascendencia social.

Aporte de MARCELO SANDOVAL CHANDÍA

miércoles, 13 de julio de 2011

Autoeficacia, la salud y las enfermedades crónicas

La autoeficacia es una variable mediacional que ha demostrado tener relación con los comportamientos saludables (Krichbaum et al., 2003), la adherencia al tratamiento, los comportamientos promotores de salud y la disminución de los síntomas físicos y psicológicos (Grembowski, Patrick, Diehr, Durham, Beresford & Kay, 1993). Según como se desarrolle, se definirá una determinada vulnerabilidad o resistencia al estrés y la capacidad de adaptación a las demandas que implican las transiciones evolutivas, así como las que significa vivir con una condición de enfermedad crónica (Krichbaum et al., 2003).
En relación a las conductas preventivas, los individuos con alta autoeficacia tienen una mayor probabilidad de iniciar cuidados preventivos, buscar tratamientos tempranos y ser más optimistas sobre la eficacia de estos (Grembowski et al., 1993). De manera similar, altos niveles de autoeficacia se relacionan con estados de ánimo más positivos, estado de salud más favorables, menores síntomas de distrés psicológico y mayor cumplimiento de las prescripciones médicas, hallazgos encontrados en diferentes investigaciones (Sarkar, Fisher & Schillinger, 2006). Además, los estudios indican consistentemente que los individuos con alta autoeficacia también tienen más probabilidad de evaluar su salud como mejor, encontrarse menos enfermos o depresivos, y recuperarse mejor y más rápidamente de las enfermedades que las personas con baja autoeficacia (Grembowski et al., 1993).
Las investigaciones en enfermedades crónicas han demostrado los efectos positivos de una alta autoeficacia en el comportamiento de adherencia a tratamiento en diferentes grupos socioculturales y etáreos: adolescentes, mujeres afroamericanas, adultos con tratamientos complejos y adultos con diabetes tipo I o diabetes tipo II (Anderson et al., 2000). En contraste, existen otras investigaciones que no han encontrado relaciones significativas entre adherencia a tratamiento y autoeficacia (Contreras, Espinosa & Esguerra, 2008). Los bajos niveles de autoeficacia se relacionan con el distrés psicológico, el afecto negativo y la disfunción comportamental, especialmente en pacientes crónicos (Sarkar et al., 2006).