Una de las características habitualmente asociada a la salud es el apoyo social, cuyos efectos sobre el bienestar y la salud se han conceptualizado y comprobado empíricamente. Este concepto nace en la década de los años setenta y se define como un proceso interactivo en el que el sujeto obtiene –y sabe que puede obtener- ayuda emocional, instrumental o económica de la red social a la que pertenece (Menéndez, Montes, Gamarra, Núñez, Alonso & Bujan, 2003). Barra (2004) plantea que es el sentimiento de ser apreciado y valorado por otros y de pertenecer a un red social.Se trata de un constructo complejo que incluye por lo menos tres niveles de análisis (comunitario, redes sociales e íntimos) que cumplen una serie de funciones emocionales, materiales, informacionales, Barron & Chacon (1992). acá se incluyen los amigos cercanos.
El apoyo social es un factor que tiene un efecto protector sobre múltiples parámetros relacionados con la salud como: morbilidad psiquiátrica, afecciones obstétricas y recuperación de enfermedades o trastornos crónicos como Hipertensión o Diabetes (Ponce, López, Velásquez, Márquez, Bellido & Cruz, 2007; Vinaccia, Quiceno, Fernández, Gaviria, Chavarría & Orozco, 2006). Las investigaciones muestran evidencias en adultos respecto a la influencia del apoyo social en la salud y específicamente en personas con enfermedades crónicas (Menéndez et al., 2003).
Con relación a las enfermedades cardiovasculares, se determinó la influencia del apoyo social como factor pronóstico en pacientes con cardiopatía isquémica (Achury, 2007). Existe consenso, entre los distintos autores, respecto a que en pacientes con infarto de miocardio el apoyo social es un muy buen predictor de su recuperación. Ocurre lo mismo en pacientes con insuficiencia cardíaca y con angina de pecho, pero los datos no son tan consistentes como en los pacientes que han sufrido un infarto (Menéndez et al., 2003).
Por otro lado, se evidencia el efecto del apoyo social sobre la positiva evolución clínica y pronóstico de la diabetes, en una investigación realizada por Ponce et al. (2007). Con relación a la adherencia al tratamiento de la diabetes el apoyo social ha sido considerado como un medio efectivo para facilitar el cumplimiento del tratamiento, y además se considera capaz de amortiguar los efectos del estrés que supone la diabetes y su tratamiento (Di Matteo, 2004). Este último en un metaanálisis realizado el año 2004, revisa investigaciones desde 1948 al 2001, donde se aprecian las relaciones entre el apoyo social y la adherencia a tratamiento, se investiga el historial de diferentes patologías, regímenes de tratamiento, estrategias de medición y rangos etáreos. A pesar de la gran cantidad de variables y de su amplitud, se encuentra una gran consistencia en la relación positiva entre apoyo social y adherencia a los diferentes tratamientos.
En este sentido, la mayoría de las investigaciones han encontrado una relación significativa, y en algunos casos influencia positiva de la variable apoyo social, en la adhesión a diferentes tratamientos ya sea, farmacológica, dieta, o ejercicios físicos, sobretodo en enfermedades crónicas como la diabetes (Di Matteo, 2004), y por ende en la recuperación de afecciones tango agudas como crónicas.
Lo anterior reafirma nuestra "humana" condición social y la gran necesidad que tenemos de los "otros".
Salud desde una mirada integral, tanto en su conceptualización, análisis, mejoría y solución. La salud del 2023, pluralista,laica, incluyente, multicultural, profesional...
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miércoles, 5 de enero de 2011
jueves, 9 de septiembre de 2010
Diabetes y Aspectos Psicosociales
Durante muchas décadas los sistemas de salud y la práctica de la medicina en general han tenido como único medio para acceder a "la enfermedad" y, de paso, mejorar la salud los aspectos biológicos, orientando sus esfuerzos al perfeccionamiento de los medios diagnósticos y a la extensión de la esperanza de vida, prestando poca atención a la prevención de patologías y a la conservación, promoción de la salud y aumento de la calidad de vida. Sin embargo, en la actualidad, la salud pública en el mundo y específicamente en Chile, ha sufrido una serie de cambios, observándose un giro en el concepto salud-enfermedad, para centrarse en el concepto amplio de Salud, definido como el completo bienestar físico, psicológico y social, lo que implica un reconocimiento de la influencia de condiciones psicológicas, sociales, económicas y políticas, en el estado de salud- y enfermedad- de las personas, de su familia y de su comunidad, Oliva e Hidalgo, 2004.
Esta mirada se aplica mayormente en las enfermedades crónicas, debido a su alto impacto en la población de edad media que permanece en edades productivas, pero que ve limitadas sus capacidades debido a su afección. Lo anterior, ya que el sumir el carácter crónico de una enfermedad implica cambios permanentes en el estilo de vida de los pacientes, lo que supone un período de adaptación a la enfermedad: Latorres & Benit, 1994, citados en Amador, et al., 2005. Durruty y García de los Ríos 2003, señalan que, frente al diagnóstico de una enfermedad crónica, como sería el caso de la Diabetes, existen cuatro fases por las que podría pasar el paciente, en estas pueden observarse avances y retrocesos en su adherencia al tratamiento y, por ende en estado de salud, por lo que sería aconsejable acompañarlos con asesoría psicoterapéutica, priorizando también el apoyo familiar y social. Otros autores señalan además la importancia de evaluar la autoeficacia percibida con el objetivo de personalizar los tratamientos.
La diabetes Mellitus tipo 2, es considerada una de las patologías crónicas de mayor presencia, con aumentos significativos en el número hospitalizaciones y mortalidad en Chile, así como en su prevalencia en la población mayor de 20 años. Y, por otro lado, la gran dificultad para mantener a esta población en rangos de compensación adecuados, ha generado para las políticas y los equipos de salud, el desafío por la búsqueda de estrategias innovadoras -que incorporen estos elementos psicosociales- tendientes a mejorar estos indicadores, mantener a la población en rangos de normalidad y evitar con ello, complicaciones, discapacidad y muerte.
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