Para definir salud familiar como una característica de la familia, presupone desarrollar habilidades sociales de empatía, escucha activa y tolerancia, por una parte y, por otra, nacer de un análisis acerca de las conceptualizaciones de cada uno de sus aspectos componentes.
Así salud, según lo expresado por la conferencia Alma Ata de promoción y prevención, realizada en 1978 “es el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”, concepto utilizado por la OMS, por el que nos regimos hasta hoy en día, y que es base del modelo que actualmente queremos desarrollar e implementar en el convivir de nuestro quehacer.
Por otro lado, y siguiendo con el sentido de esta construcción conceptual, la familia se determina desde el punto de vista con que se mire, así cada persona, cada usuario y/o cada funcionario puede y, de hecho, realiza una definición de familia desde su particular manera de percibir el mundo, desde sus experiencias, valores y creencias. Sólo con el afán de concretizar un poco más, utilizaremos la definición que desde nuestro grupo surge como construcción consensuada. Podríamos observar a la familia como un “Grupo de personas con sentido de pertenencia y un proyecto en común, que comparte y entrega valores, a través de un proceso de socialización que influye en el desarrollo de sus miembros por medio de sus estrategias de apoyo, comunicación y resolución de conflictos, permitiendo con ello su conservación y trascendencia”.
La concepción de salud está relacionado entonces, con el bienestar biopsicosocial espiritual de cada uno de los individuos, pero además con las interrelaciones adaptativas con que cada uno de estos desarrolla con los propios integrantes y con otros miembros de la sociedad. Por otra parte, la familia como grupo dispone de objetivos globales, de visiones de vida similares, que también deben estar satisfechas o en camino de satisfacerlos. Por último, el grupo familiar, debe contribuir al sistema social donde se encuentre inserto, como individuos separados y/o como colectivo.
Para alcanzar un estado adecuado de bienestar físico, mental y social, tal como fue definido en la Conferencia Alma Ata, “un individuo o grupo debe ser capaz de identificar y realizar sus aspiraciones, de satisfacer sus necesidades y de cambiar o adaptarse al medio ambiente”. La salud se trata de un concepto positivo que acentúa los recursos sociales, personales, físicas y espirituales en pos de una mejor adaptación a los cambios constantes que acontecen en el medio.
En resumen se podría definir la salud familiar como un estado de la familia que se caracteriza por una particular manera de funcionar que resulta ser satisfactoria para todos los individuos que la integran, gratificante y concordante con los objetivos que como grupo se han planteado y además productiva para la sociedad que los acoge.
No podemos olvidar, que la salud es el mejor recurso para el progreso personal, económico y social. Los factores políticos, económicos, sociales, culturales, de medio ambiente, de conducta y biológicos, que contextualizan la determinada situación de una familia intervienen en favor o en detrimento de la salud. El objetivo de la acción por la salud es hacer que esas condiciones sean favorables para poder promocionar la salud. En este sentido, la salud familiar está muy influida por las estrategias y programas de promoción de la salud. Estas deberían adaptarse a las necesidades locales y a las posibilidades específicas de cada país, región y familia, teniendo en cuenta los diversos sistemas sociales, culturales y económicos. Para lo anterior, cada sistema de salud en particular, debe adoptar formas de acción diferentes según sus condiciones.
Por último, las definiciones que estamos compartiendo suponen diferentes miradas, puntos de vista. Diferentes personas, profesionales hijos, madres y hermanos, definimos salud familiar. Estamos creando un nuevo lenguaje, un lenguaje intermedio, integrado por otros distintos…en definitiva, distintos saberes.
A pesar de la gran riqueza teórica que estamos construyendo y asimilando, nuestra intervención debe ser lo menos teórica posible, idealmente basándonos en las creencias, valores, lenguajes y formas de significación ya existentes dentro de la familia. Para ello debemos convertirnos en traductores, explicando y transformando las teorías existentes a conductas reales y concretas que ayuden a cada familia en particular a encontrar su propio bienestar, basado en sus propias conceptualizaciones y sentido de vida y felicidad.
Salud desde una mirada integral, tanto en su conceptualización, análisis, mejoría y solución. La salud del 2023, pluralista,laica, incluyente, multicultural, profesional...
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domingo, 4 de julio de 2010
lunes, 14 de diciembre de 2009
Salud pública, discursos públicos y participación social
Para el desarrollo y crecimiento de un país es fundamental que sus integrantes se encuentren sanos, y que puedan aportar a que este sea más productivo y sustentable. No es un misterio que la “sanidad” de sus individuos es cada día una tarea más compleja, que implica el completo bienestar subjetivo biológico psicológico y social de las personas, y que además debe incorporar los cambios demográficos y epidemiológicos que complican la asunción de articulaciones necesarias para las reformas planteadas para conseguir el estado saludable.
El perfil sociodemográfico y epidemiológico ha cambiado de forma radical, durante los últimos años. Es posible apreciar, que las parejas cada vez tienen menos hijos y la esperanza de vida ha ido aumentando cada vez más. Así, la pirámide poblacional, posee una forma casi invertida, aumentando la cantidad de adultos mayores y disminuyendo la población infantil. Debido a esto, los esfuerzos en variadas áreas del desarrollo de los países y en particular de la salud, debe estar dirigida a satisfacer las necesidades que nos esperan en un mediano y largo plazo.
Para lo anterior es fundamental asumir dos principios fundamentales que enarbola la salud actual: promoción y prevención en la implementación de las políticas de salud, principios que están claramente fundamentados en la declaración de la Conferencia de Salud de Otawa, y por otra parte en la declaración Alma Ata, donde se explicitan claramente los objetivos de salud para nuestros tiempos.
Estas conferencias se realizaron hace 30 años atrás, pero sus postulados poseen una gran relevancia hasta el día de hoy para la salud que queremos implementar en nuestro sistema. Para ello es necesario recalcar que la salud no está conceptualizada sólo desde dentro de la salud, es necesario realizar una articulación dentro de, por lo menos, tres niveles diferentes: individual, comunitario e institucional, y además se deben realizar ciertas reformas económicas que permitan ir aumentando el gasto asociado esta mejoras en salud.
La salud como concepto global de bienestar del individuo, está directamente relacionada con la responsabilidad intersectorial: la participación de distintos actores del sistema, estados, personas, organizaciones, comunidades, etc, lo que actualemente no está sucediendo.
En un estudio cualitativo -de análisis discursivo- realizado en el Magíster de Psicología, se han obtenido evidencias lo anterior. Existe una relación entre empoderamiento y la aparición de la responsabilidad intersectorial, quizás relacionado con que al ampliar la responsabilidad de las diferentes instituciones también se puede influenciar con esta responsabilidad, entendida como información, acceso, derechos y deberes a la comunidad y a las personas.
Si no se consigue una real participación de las personas, las políticas pudieran hacerse eficientes, equitativas, pero no llegaría ser exitosas del todo... no obtendrían los resultados, ya que son las personas y no las instituciones las que debe implementar las acciones de salud. Asimismo la vía de llegada a las personas pasa fundamentalmente por la “prellegada” en las comunidades, a través de sus organizaciones. No hay que dejar de ver que participamos de una sociedad en extremo asistencialista, donde no estamos acostumbrados a empoderar a las personas, por lo que el esfuerzo debe ser mayor para lograr los objetivos que no sólo desde el área de la salud nos estamos planteando, sino que aún más, como se establece en las definiciones la salud depende de una serie de condiciones básicas , que se deben cumplir, prerequisitos que a su vez son bases y dependen de la articulación de un gran número de áreas (educación, economía, organizaciones sociales, información, etc.).
La participación social como motro de una mejora en al salud de las personas...
La responsabilidad de no asumir un real empoderamiento en las condiciones de salud es, podríamos decir, compartida entre oportunidades y asumir derechos en salud, lo que de todas maneras nos da tema para otro análisis.
El perfil sociodemográfico y epidemiológico ha cambiado de forma radical, durante los últimos años. Es posible apreciar, que las parejas cada vez tienen menos hijos y la esperanza de vida ha ido aumentando cada vez más. Así, la pirámide poblacional, posee una forma casi invertida, aumentando la cantidad de adultos mayores y disminuyendo la población infantil. Debido a esto, los esfuerzos en variadas áreas del desarrollo de los países y en particular de la salud, debe estar dirigida a satisfacer las necesidades que nos esperan en un mediano y largo plazo.
Para lo anterior es fundamental asumir dos principios fundamentales que enarbola la salud actual: promoción y prevención en la implementación de las políticas de salud, principios que están claramente fundamentados en la declaración de la Conferencia de Salud de Otawa, y por otra parte en la declaración Alma Ata, donde se explicitan claramente los objetivos de salud para nuestros tiempos.
Estas conferencias se realizaron hace 30 años atrás, pero sus postulados poseen una gran relevancia hasta el día de hoy para la salud que queremos implementar en nuestro sistema. Para ello es necesario recalcar que la salud no está conceptualizada sólo desde dentro de la salud, es necesario realizar una articulación dentro de, por lo menos, tres niveles diferentes: individual, comunitario e institucional, y además se deben realizar ciertas reformas económicas que permitan ir aumentando el gasto asociado esta mejoras en salud.
La salud como concepto global de bienestar del individuo, está directamente relacionada con la responsabilidad intersectorial: la participación de distintos actores del sistema, estados, personas, organizaciones, comunidades, etc, lo que actualemente no está sucediendo.
En un estudio cualitativo -de análisis discursivo- realizado en el Magíster de Psicología, se han obtenido evidencias lo anterior. Existe una relación entre empoderamiento y la aparición de la responsabilidad intersectorial, quizás relacionado con que al ampliar la responsabilidad de las diferentes instituciones también se puede influenciar con esta responsabilidad, entendida como información, acceso, derechos y deberes a la comunidad y a las personas.
Si no se consigue una real participación de las personas, las políticas pudieran hacerse eficientes, equitativas, pero no llegaría ser exitosas del todo... no obtendrían los resultados, ya que son las personas y no las instituciones las que debe implementar las acciones de salud. Asimismo la vía de llegada a las personas pasa fundamentalmente por la “prellegada” en las comunidades, a través de sus organizaciones. No hay que dejar de ver que participamos de una sociedad en extremo asistencialista, donde no estamos acostumbrados a empoderar a las personas, por lo que el esfuerzo debe ser mayor para lograr los objetivos que no sólo desde el área de la salud nos estamos planteando, sino que aún más, como se establece en las definiciones la salud depende de una serie de condiciones básicas , que se deben cumplir, prerequisitos que a su vez son bases y dependen de la articulación de un gran número de áreas (educación, economía, organizaciones sociales, información, etc.).
La participación social como motro de una mejora en al salud de las personas...
La responsabilidad de no asumir un real empoderamiento en las condiciones de salud es, podríamos decir, compartida entre oportunidades y asumir derechos en salud, lo que de todas maneras nos da tema para otro análisis.
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